miércoles, 5 de octubre de 2016

Una clase fenomenal

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Es curioso. Yo solía pensar que mi conexión con los alumnos era más fácil con los estudiantes mayores, por lo que habitualmente he preferido dar clases en Bachillerato, a jóvenes con edades entre 16 y 18 años. Mi impresión era que con los alumnos más pequeños, digamos de 12 o de 13 años, la relación me resultaba más difícil, porque muchos de ellos presentan rasgos aún muy infantiles, de gran dependencia y falta de autonomía, y porque les resulta más complicado desarrollar un pensamiento abstracto, que es esencial en clases donde se trata de asuntos filosóficos. 

Este año yo seguía pensando así, pese a que las circunstancias me han obligado a dar clase a un numeroso grupo de alumnos de la ESO. La LOMCE, que este año se ha implantado de forma definitiva en todos los cursos de la Educación Secundaria, ha introducido una nueva asignatura de Valores Éticos en la que se incluyen contenidos anteriormente cubiertos por la Educación para la Ciudadanía y por la Ética. Sin embargo, esta asignatura nueva es una optativa, que no todos los alumnos cursan, ya que deben elegir entre Valores Éticos o Religión. Esto significa que un alumno que prefiera estudiar Religión puede pasar toda su vida escolar sin haber oído hablar de la ética, de la Constitución Española o de los Derechos Humanos. Esto a mí me parece una insensatez y una irresponsabilidad, pero es que además a los profesores de filosofía nos complica enormemente la vida, ya que como únicamente hay unos pocos alumnos de religión en cada grupo a la hora de elaborar los horarios esto obliga a crear bandas horarias en las que simultáneamente se imparta Religión y Valores Éticos, cursados por varios grupos del mismo nivel. En la práctica esto significa que debe haber varios profesores de filosofía impartiendo la misma asignatura al mismo nivel y al mismo tiempo, lo cual nos fuerza a elegir muchos grupos y materias diferentes. Así no es posible que un profesor se encargue únicamente de los Valores Éticos de 1º de ESO, por ejemplo, ya que es preciso disponer de dos o de tres profesores que puedan dar esta misma clase a la vez. Como puede imaginarse, esto nos hace las cosas mucho más difíciles, multiplicando innecesariamente las materias que tenemos que preparar y obligándonos a tener un montón de alumnos de distintas edades.

Con este panorama yo estaba bastante descontento, ya que en general me solía sentir más cómodo con los alumnos mayores. Sin embargo, este nuevo modo de dar clase que estoy poniendo en práctica me tenía reservadas algunas sorpresas. Últimamente estoy sintiéndome muy cómodo con mis clases de la ESO, que están funcionando estupendamente desde que intento darles un enfoque más práctico, cercano y participativo. Hoy, por ejemplo, he dado una clase sobre las emociones que ha sido todo un éxito. Los alumnos han participado como actores, tratando de expresar con su rostro las distintas emociones humanas mientras sus compañeros trataban de adivinar cuál era el sentimiento de que se trataba. Esto nos ha divertido, nos ha entretenido y nos ha ayudado a entender de forma muy práctica y directa la dimensión emocional del ser humano. ¡Dar clase así es mucho más divertido, eficaz y satisfactorio que hacerlo con una charla magistral! No creo que pueda haber mejor refuerzo que este para mis no siempre fáciles intentos de poner en marcha un verdadero cambio metodológico...

1 comentario:

  1. Tu presentación por sí sola ya me arranca sonrisas o gestos de sonrisa al menos jeje
    Me pregunto si todo puede enseñarse, impartirse en un modo tan lúdico-festivo, Pienso en las mates, en la anatomía...
    Lo que sí tengo claro también es que eso mismo se puede impartir en un modo mucho más boring

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