Parece increíble, pero finalmente he logrado llegar entero al final de mi primera semana de clase. Quienes nos dedicamos a la enseñanza sabemos que el arranque del curso escolar es siempre un momento difícil, pero si a esta circunstancia habitual se le suma el intento de cambiar la estrategia pedagógica y la forma de relacionarse con alumnos y profesores, el reto se convierte en algo casi sobrehumano. Cuando algún amigo que no se dedica a la educación me pregunta por los agobios y las angustias que suelo sufrir en los meses de septiembre y de junio, trato de explicarle lo que me sucede con un ejemplo de andar por casa que me parece muy clarificador. El curso escolar es, para mí, como un vuelo transoceánico. En una travesía como esa, los momentos más difíciles, cuando las cosas se complican y algo puede salir mal, son siempre el despegue y el aterrizaje. Más allá de estos dos momentos críticos, la mayor parte del trayecto suele ser suave y regular, de manera que incluso se puede recurrir a utilizar el piloto automático. Pero esas dos etapas cruciales, el inicio y el final del curso, resultan siempre complicadas y están llenas de trabajo, de tensión y de retos no siempre fáciles de superar.
En especial, el mes de septiembre es para mí especialmente exigente. La planificación de las clases, la preparación de material, el diseño del enfoque global que voy a dar al curso en mis asignaturas, el encuentro con más de doscientos alumnos que en ocasiones son completos desconocidos para mí, las prisas, los trámites burocráticos, las reuniones... hacen de este mes un verdadero maratón que pone a prueba mi resistencia física y psicológica. Después de mi primera semana, me parece que tengo razones para sentirme razonablemente satisfecho con este trabajo, puesto que he logrado comenzar a hacer las cosas de otra manera. Una manera que me hace sentir mucho más libre, más cómodo y más seguro en mis clases, y que me da la impresión de que motiva, engancha e interesa a los alumnos mucho más que antes. Una muestra de lo que hago puede verse en algunas de las presentaciones que he preparado para guiar mis clases en la asignatura de Valores Éticos, y que he puesto a disposición de los alumnos en los blogs que he creado para alojar los recursos y materiales de aula con ellos. ¡Espero que os gusten!
I really had fun reading your presentations and I found them very motivating, even for myself. Thank you!
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