viernes, 16 de septiembre de 2016

Preparando mi primera clase

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¡Qué poco tiempo queda ya para empezar mi nuevo curso escolar! El próximo lunes comienzan las clases, esta vez de verdad, con todos mis grupos y mis alumnos. ¿Seré capaz, a la hora de la verdad, de sostener este empeño en cambiar mi manera de enseñar cuando aprieten las prisas y las obligaciones? ¿Perdurará en el tiempo mi entusiasmo y mi energía? Supongo que la única manera de saberlo consiste en intentarlo, así que de momento no me queda más que afirmar mi deseo y mi voluntad de encontrar una manera más auténtica, directa, motivadora y divertida de enseñar. ¡Espero que funcione!

Y como muestra de mi convicción, he aquí la primera clase que he preparado para los alumnos de 2º de Bachillerato. Teniendo en cuenta que este curso suele ser el más comprometido, por la presión de los exámenes, por la escasez de tiempo y por el nivel académico que exigen las clases, habitualmente me había negado a hacer experimentos con este tipo de alumnos. En otros años me he metido de lleno en el tema 1 desde la primera clase, dejando apenas tiempo para decir "Buenos días" y comenzando a dictar mi aburrida clase magistral sin parar. 

Pero este año veo la cosa de manera distinta. Para empezar, quiero dedicar mi primera clase a presentarme de manera directa, humana y cercana a mis alumnos. He preparado un documento, titulado "Mi vocación" en el que comparto con ellos quién soy, de dónde vengo, dónde estoy y hacia dónde quiero encaminarme. Mi intención es contárselo en mi primera sesión, antes de empezar con el temario. Y también me gustaría que ellos me lo contasen, escribiendo un breve relato en el que me digan quiénes son ellos, de dónde vienen, dónde se encuentran y a dónde quieren ir.

Y eso no es todo... Aprovechando la circunstancia de que soy autor de un manual de Historia de la Filosofía que vamos a usar como libro de texto, me gustaría también probar este año a invertir el funcionamiento de la clase, según proponen los defensores de la "Flipped classroom". Habitualmente se solía dedicar el tiempo de clase a una explicación magistral del profesor, mientras que se pedía a los alumnos que elaborasen tareas y ejercicios trabajando individualmente en sus casas. La idea de la clase invertida es justo la contraria. Se pide a los alumnos que en sus casas vean un vídeo previamente grabado por el profesor con la explicación, para aprovechar el tiempo de clase en otras actividades que requieren interacción e intervención del profesor. Se me ocurre que eta misma idea se puede hacer, de modo menos sofisticado, con un libro de texto, sobre todo si ese es mi propio libro, con las mismas explicaciones que yo daría en la clase. ¡Veremos si funciona esta idea!

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